sábado, 22 de marzo de 2008

Pasillos del Poder: LA MARCA DEL CUERVO

Marzo 21, 2008 01:50am
César Augusto Vázquez Chagoya-->
César Augusto Vázquez Chagoya
20 de marzo de 2008
Es claro que no se puede acusar a nadie si no se tiene pruebas, pero están las versiones anónimas de los policías de Orizaba y curiosos que señalan que el Inspector de Policía de ese lugar, Pedro Ángel Márquez, sí dejó escapar al agresor del Agente de Tránsito Héctor Rafael Sorcia Reyes, llamado Álvaro Mendoza Morales, quien es compadre del jefe policiaco, así como su hijo “El Cuervito” es un reconocido distribuidor de drogas.
Nadie mejor para defender al inspector que el síndico Edgar Grajales Kuri, quien no aguanta una investigación de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Claro que amenazaron a los periodistas de EL MUNDO DE ORIZABA: se manejan de manera impune. Así como se puede balear a un Agente de Tránsito, es más fácil amenazar y matar a un periodista. ¿Qué más da tener controlados a los comunicadores a través de emisarios? Como los del MUNDO se rebelan ante la violencia y el caos, primero los intimidan; no se duda que antes quisieron comprarlos, pero como no se dejaron, vienen las amenazas. Son periodistas honestos que no pierden las esperanzas de que el gobernador de Veracruz le haga justicia a un servidor público y castigue a los autores de las amenazas a EL MUNDO DE ORIZABA.
La “marca del cuervo” es en todo el estado: ya descarada, no por el personaje de Orizaba, sino por lo negro. Ya no sólo jefes policiacos y políticos están confabulados y patrocinados por los que se distinguen por hacerse pasar por agentes de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), vestidos de negro con capucha o no; lo más grave es que algunos agentes de la Policía Ministerial son ZETAS. Es grave. Están secuestrando a empresarios que dicen proteger y sin tapujos saben si denunciaron al Ministerio Público y se lo hacen saber a los familiares a sabiendas que las investigaciones de ese tipo son “confidenciales”. ¿Cómo las saben?
Primero, es el miedo: la principal arma para que nadie pueda con ellos. Segundo, el repliegue de dinero a todos los niveles; mucho dinero que hace que el acero se doble, no con “cañonazos de 50 mil pesos” como decía el general Álvaro Obregón, sino con millones para no sufrir toda la vida. “Te callas, participas o te hacen a un lado”, es el mensaje para los periodistas y la sociedad, sólo que hay una sociedad con su prensa que se resiste. Un partido, un líder puede enamorar a la población por momentos hasta que aparezcan los errores, pero no se puede someter a una sociedad con violencia.
La historia nos ha enseñado muchas veces en México que al principio se imponen los violentos, los más agresivos, pero tarde o temprano llega la verdad. Hay profundas divisiones entre miembros del Ejército, policías federales y estatales. Unos protegen al narcotráfico y otros los combaten de frente. Hay desconfianza entre ellos y cada día se cierra el círculo de los mandos confiables y lo no confiables. Cada quien lucha por la supervivencia. Pareciera que por cada policía que matan es para doblar a los honestos, pero están encubando más reacciones de pelear por la vida aunque sea en la clandestinidad.
Lo de Orizaba y las amenazas a los directivos de EL MUNDO, tiene profundas raíces en el narcotráfico. Pueden ser que al momento los delincuentes se vean más fuertes con las armas y la droga, pero la solidaridad de los que escriben no tiene fronteras.
Por una borrachera del “cuervo”, éste descubre la verdadera identidad de sus jefes.
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