Atrofiamiento del sistema
En ese contexto se encuentra la malograda reforma penal recientemente aprobada por el...
Juan José Colorado A. /El Mundo de Orizaba
México25 de marzo, 2008
Muchos de los cambios actuales no son independientes entre si, ni son producto del azar. Por ejemplo: la quiebra de la familia nuclear, la crisis mundial de energéticos, la contaminación de los sistemas ecológicos, los asuntos relacionados con el aborto, la pérdida de los valores morales y éticos, etc.
Todos estos hechos son parte de un fenómeno mucho más amplio que se inserta en el fin del industrialismo, con la revolución tecnológica.
Las viejas formas de pensar, las antiguas fórmulas, dogmas e ideologías por estimadas o útiles que fueron en el pasado, ya no funcionan en la actualidad.
Las nuevas condiciones emergen del choque de nuevos valores y tecnologías, nuevas relaciones geopolíticas, nuevas formas de comunicación, nuevos estilos de vida que nos exigen ideas y analogías, clasificaciones y conceptos completamente diferentes a los que sirvieron en el pasado.
La mayoría de nosotros, lo sepamos o no, estamos ya empeñados en resistir o en crear las nuevas condiciones de la cultura actual.
En ese contexto se encuentra la malograda reforma penal recientemente aprobada por el senado e impulsada por el gobierno norteamericano, configurando una legislación penal de excepción, introduciendo elementos inquisitoriales equivalentes a un sistema penal autoritario que incluye a las fuerzas armadas en funciones policiales, acorde con los intereses del poder hegemónico norteamericano que busca un poder punitivo, mas represivo y discriminatorio de orden mundial en el que aprovechando el fenómeno de la globalización que se encuentra precedido por una revolución tecnológica, pero sobre todo por una revolución comunicacional que permite un discurso único de características autoritarias y antiliberales, que se ejerce en forma genocida, creando un sistema penal subterráneo y un sistema penal paralelo, sin normas y sin límites, autoritarismo que después de la segunda guerra mundial y al término de la guerra fría, el capital cambió su naturaleza con la globalización garantizando sus intereses, con un complejo sistema de organizaciones internacionales sostenida por la administración del gobierno norteamericano y cuya hegemonía es ahora, indiscutible; que frente al fenómeno globalizado impulsa una legislación inquisitiva para América Latina, con elementos provenientes de la edad media “espías, delatores, procedimientos secretos”, equivalente a una criminalidad de mercado.
El discurso penal norteamericano, desde 1980 promete más penas para proveer más seguridad.
La reforma penal controvertida nos va a conducir a la guantanamización, porque se limitan derechos y garantías constitucionales de los ciudadanos al criminalizar reclamos y protestas sociales, como ya ha estado sucediendo en los Estados de Oaxaca, Chihuahua, Michoacán, y el Estado de México, entre otros; ya que facilita el abuso de la autoridad, otorgándole más instrumentos para que se luche contra la delincuencia organizada y no organizada a cambio de poder establecer el juicio oral, que sólo es un paliativo y que no va a resolver los graves problemas de la corrupción e impunidad que permean al país y que nadie dentro del sistema, ha levantado la voz para rechazar esas acusaciones. Por lo tanto, la reforma se hará inaplicable por que los nuevos mecanismos y procedimientos serán confiados a los mismos actores que terminaron atrofiando al sistema penal.
En ese contexto se encuentra la malograda reforma penal recientemente aprobada por el...
Juan José Colorado A. /El Mundo de Orizaba
México25 de marzo, 2008
Muchos de los cambios actuales no son independientes entre si, ni son producto del azar. Por ejemplo: la quiebra de la familia nuclear, la crisis mundial de energéticos, la contaminación de los sistemas ecológicos, los asuntos relacionados con el aborto, la pérdida de los valores morales y éticos, etc.
Todos estos hechos son parte de un fenómeno mucho más amplio que se inserta en el fin del industrialismo, con la revolución tecnológica.
Las viejas formas de pensar, las antiguas fórmulas, dogmas e ideologías por estimadas o útiles que fueron en el pasado, ya no funcionan en la actualidad.
Las nuevas condiciones emergen del choque de nuevos valores y tecnologías, nuevas relaciones geopolíticas, nuevas formas de comunicación, nuevos estilos de vida que nos exigen ideas y analogías, clasificaciones y conceptos completamente diferentes a los que sirvieron en el pasado.
La mayoría de nosotros, lo sepamos o no, estamos ya empeñados en resistir o en crear las nuevas condiciones de la cultura actual.
En ese contexto se encuentra la malograda reforma penal recientemente aprobada por el senado e impulsada por el gobierno norteamericano, configurando una legislación penal de excepción, introduciendo elementos inquisitoriales equivalentes a un sistema penal autoritario que incluye a las fuerzas armadas en funciones policiales, acorde con los intereses del poder hegemónico norteamericano que busca un poder punitivo, mas represivo y discriminatorio de orden mundial en el que aprovechando el fenómeno de la globalización que se encuentra precedido por una revolución tecnológica, pero sobre todo por una revolución comunicacional que permite un discurso único de características autoritarias y antiliberales, que se ejerce en forma genocida, creando un sistema penal subterráneo y un sistema penal paralelo, sin normas y sin límites, autoritarismo que después de la segunda guerra mundial y al término de la guerra fría, el capital cambió su naturaleza con la globalización garantizando sus intereses, con un complejo sistema de organizaciones internacionales sostenida por la administración del gobierno norteamericano y cuya hegemonía es ahora, indiscutible; que frente al fenómeno globalizado impulsa una legislación inquisitiva para América Latina, con elementos provenientes de la edad media “espías, delatores, procedimientos secretos”, equivalente a una criminalidad de mercado.
El discurso penal norteamericano, desde 1980 promete más penas para proveer más seguridad.
La reforma penal controvertida nos va a conducir a la guantanamización, porque se limitan derechos y garantías constitucionales de los ciudadanos al criminalizar reclamos y protestas sociales, como ya ha estado sucediendo en los Estados de Oaxaca, Chihuahua, Michoacán, y el Estado de México, entre otros; ya que facilita el abuso de la autoridad, otorgándole más instrumentos para que se luche contra la delincuencia organizada y no organizada a cambio de poder establecer el juicio oral, que sólo es un paliativo y que no va a resolver los graves problemas de la corrupción e impunidad que permean al país y que nadie dentro del sistema, ha levantado la voz para rechazar esas acusaciones. Por lo tanto, la reforma se hará inaplicable por que los nuevos mecanismos y procedimientos serán confiados a los mismos actores que terminaron atrofiando al sistema penal.
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