viernes, 18 de abril de 2008

Fuera del centro el reto es otro.


Fuera del centro el reto es otro.

Manuel García Estrada

Estoy convencido que la nación no cambiará su régimen a menos que comencemos todos por echar abajo el mito de que todo lo que dicta la ciudad-Estado (el DF) alcanza a modificar al país. Si eso ocurrió alguna vez en un periodo éste llegó a su fin.

Legendariamente las movilizaciones sociales en la capital han logrado éxitos que a pesar de ser grandiosos hoy en día no alcanzan a transformar a un país de más de cien millones de habitantes.

El modelo en el cual la ciudad de México rige a la república finalizó con el desafuero y mostró que la misma fórmula unos meses después fue inútil, hablo de la lucha para la defensa del voto que no detuvo la imposición.

El éxito que comenzaba a avizorarse gracias a la resistencia civil pacífica se detuvo cuando el modelo centralista creyó que un plantón en Reforma era lo obvio necesario y suficiente para detener el fraude. Erró.

Hoy en día cuando los mexicanos en su gran mayoría aceptan que hubo un fraude y que Felipe Calderón mintió con la promesa de estabilidad económica y desarrollo el movimiento de defensa del petróleo nos exige cambiar la estrategia democrática nacional, máximo cuando el PRD se ha disminuido a su realidad: es inoperante a nivel nacional.

La Resistencia Civil Pacífica se ha convertido en un hito de la historia moderna, desde las resoluciones tomadas y avaladas en la Convención Nacional Democrática hasta la enorme presencia de espacios en la Internet para combatir al gobierno ilegítimo. Todo ello es aún insuficiente.

La visión de los habitantes de la ciudad de México que están en la dirección del movimiento de resistencia creen que si los medios nacionales hablan de ellos el país está cambiando pero no es así. La capital con su alto índice de politización y con una sociedad llena de radiodifusoras, eventos y publicaciones diversas tiene un perfil apto para un nuevo país pero la provincia con los cacicazgos mediáticos, gubernamentales y empresariales se encuentra seriamente atrasada en el desarrollo de la conciencia social, la ética, la solidaridad y el debate de las ideas.

Los que “dirigen” la resistencia nacional en realidad están sintiéndose amos de la gloria de las movilizaciones chilangas. El reto es multiplicar en cada estado lo que pasa en la capital de México.

El domingo 13 de abril se hizo evidente la centralización cuando el Congreso de la Unión en la cámara baja y alta estaban tomados por los diputados y senadores del Frente Amplio Progresista, los inmuebles sitiados por las “adelitas” y el zócalo lleno por la asamblea informativa de AMLO. Fuera de la capital apenas unos chispazos ciudadanos se dieron de manera autónoma y enfrentando a los caciques locales… desamparados.

En Córdoba, Veracruz; la resistencia instaló un plantón de las 10 de la mañana a las 5 de la tarde, en él se estuvo informando lo que Felipe Calderón promueve en su supuesta “reforma energética”, al mismo tiempo se pidieron firmas en contra de la privatización del petróleo con un promedio de un “abajofirmante” por minuto mostrando que hay entre los ciudadanos deseos y ánimos de manifestarse o mostrar oposición a lo que les parece negativo en un ejercicio pacífico y democrático de resistencia.

¿Qué pasaría si el PRD y en general el FAP invirtieran en politización de la Córdoba?
Es decir, más allá de la búsqueda mercantilista y clientelar de votantes hace falta que hayan campañas de información amplia por impresos, formación de militantes, foros, conferencias, espacios en la radio y en los diarios de manera estrategiada. Si esto se diera una ciudad mítica en su “derechismo” se vendría abajo.

Uno de los errores más grandes que ha tenido el PRD y que ha repetido el PT , Convergencia y Alternativa es que no forman militantes, no capacitan a las personas y sobre todo no permiten que ciudadanos comprometidos, con acervo cultural y capacidad de oratoria tomen el mando de las organizaciones políticas locales porque al final eso es inconveniente para los que en otros niveles dirigen los institutos políticos debido a que padecen el síndrome del mediocre amenazado que producen los ciudadanos más capaces que a la larga exhibirán a las cúpulas por su falta de nivel político.

Otro de los errores de los partidos de izquierda es el permitir que el compromiso de los dirigentes locales esté bajo un contexto provinciano en donde acomodan gente más o menos conocida pero que a lo largo de todos estos años han estado vinculados familiarmente o por negocios con los actores políticos del régimen, con ello, y al no tener la seguridad y el carácter suficiente para poder debatir y acordar con los influyentes para trascender esas relaciones la oposición desde un partido no existe.

La manera de acrecentar el movimiento de resistencia debe acercarse más al modelo alemán que echó abajo el Muro de Berlín. En aquellos meses los alemanes orientales llenaron las plazas y avenidas de las ciudades de aquel país hasta que se desbordó el movimiento liberador que llevó, en cosa de semanas, a los soviéticos a abandonar la Alemania “comunista”.

México requiere que las plazas y calles de todo el país se llenen de manifestantes para echar abajo un régimen neoliberal que es mantenido por un grupo de oligarcas y un presidente pelele que viene de un fraude. ¿Se darán cuenta en la sede del gobierno legítimo o sencillamente no tienen el nivel para verlo?

Hay errores heredados pero el camino es rectificable, sólo basta pedirles a todos los votantes por AMLO y a los conversos (que eran prianistas) que comiencen a movilizarse en todas las poblaciones y que el dinero que invierten en asistir a las asambleas en el zócalo lo inviertan en propaganda y equipos de sonido en cada ciudad. Los chilangos seguramente entenderán la estrategia y reforzarán su participación en la capital. Si esto no se hace difícilmente la Resistencia podrá cercar los Congresos, aeropuertos, carreteras y oficinas de enlace legislativo federales en todos los distritos electorales ¿habrá quien lo entienda en las oficinas de AMLO y del FAP en DF?


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