Nunca una indígena había sido violada
La voz del pueblo
Susana Castillo Lagos /El Mundo de Orizaba
México 01 de marzo, 2008
La tumba de la señora Ernestina Ascensión Rosario es lo único que queda después del caso tan controvertido.
México 01 de marzo, 2008
La tumba de la señora Ernestina Ascensión Rosario es lo único que queda después del caso tan controvertido.
El Mundo de Orizaba
Nunca antes en la historia de Tetlatzinga, municipio ubicado en Soledad Atzompa, se había escuchado que una hermana indígena fuera violada (por el caso de la señora Ernestina Ascensión Rosario).
Rosa tiene una pequeña tienda a menos de 200 metros del cementerio, nuestra presencia despierta su curiosidad y comienza a cuestionar el porqué de la visita.
Mientras dialogábamos otra mujer decide acercarse y también aporta datos interesantes.
Por ejemplo, que el pueblo está convencido de que la señora sí fue violada por militares; que no se explican porque las autoridades dijeron que no fue así. Incluso, preguntan porque nunca se aclaró la muerte ni hubo castigo para los culpables.
Todo lo anterior en voz de ellas, mujeres que como Ernestina nunca se imaginaron que un hecho así fuera posible.
"Acá el hombre no viola, también viene mucha gente de fuera porque acá no hay contaminación y ven los paisajes pero tampoco, nunca sucedió algo así", comentó Rosa.
Recordó que hace un año el pueblo estaba enojado por el peligro que un hecho como este podía representar para la comunidad. Aseguró que la fecha, la gente no quiere que regresen los soldados pues temen por sus mujeres.
En cuanto a la familia de la señora, relató que casi no se les ve por el pueblo desde que regresaron de 'pasear' ya que los lugareños comentan, a manera de leyenda urbana, que se los llevaron a la Ciudad de México y a la playa poco después de que se conoció que no había culpables.
"A todos los hijos de Ernestina les regalaron sus casas y hasta ahora les dan despensas, por eso no hicieron nada".
Ambas aseguraron que por diez u once meses los hermanos Inés Ascencio tuvieron resguardo policial y que no tiene mucho que se retiraron.
Crimen sin castigo
El pueblo de Soledad Atzompa quedó con sed de justicia en el caso Ernestina pues nunca hubo castigo real para los culpables, declaró Javier Pérez Pascuala, exalcalde de Soledad Atzompa.
Explicó que como autoridad municipal respaldó el reclamo de los hermanos Inés Ascencio. Sin embargo su injerencia terminó una vez que estos decidieron guardar silencio.
"A nombre de la familia pedimos justicia pero cuando ellos dejaron de exigirla, nosotros no teníamos derecho o facultad para seguir interviniendo".
Recordó que también recurrieron a instancias internacionales para que le dieran seguimiento al caso, pero una vez que la Comisión Nacional de Derechos Humanos determinó que murió de causas naturales, los familiares no quisieron saber más del asunto.
"Lo que el pueblo reclamaba era castigar a los culpables pero lamentablemente no fue así... como Alcalde, en ese entonces, creo que no estaba en nuestras manos aplicar esa justicia", finalizó.
El 26 de febrero se cumplió un año de la muerte de la indígena Ernestina Ascensión Rosario, de sus hijos nada se sabe, de su tumba le fue colocada una placa con un nombre diferente.
Rosa tiene una pequeña tienda a menos de 200 metros del cementerio, nuestra presencia despierta su curiosidad y comienza a cuestionar el porqué de la visita.
Mientras dialogábamos otra mujer decide acercarse y también aporta datos interesantes.
Por ejemplo, que el pueblo está convencido de que la señora sí fue violada por militares; que no se explican porque las autoridades dijeron que no fue así. Incluso, preguntan porque nunca se aclaró la muerte ni hubo castigo para los culpables.
Todo lo anterior en voz de ellas, mujeres que como Ernestina nunca se imaginaron que un hecho así fuera posible.
"Acá el hombre no viola, también viene mucha gente de fuera porque acá no hay contaminación y ven los paisajes pero tampoco, nunca sucedió algo así", comentó Rosa.
Recordó que hace un año el pueblo estaba enojado por el peligro que un hecho como este podía representar para la comunidad. Aseguró que la fecha, la gente no quiere que regresen los soldados pues temen por sus mujeres.
En cuanto a la familia de la señora, relató que casi no se les ve por el pueblo desde que regresaron de 'pasear' ya que los lugareños comentan, a manera de leyenda urbana, que se los llevaron a la Ciudad de México y a la playa poco después de que se conoció que no había culpables.
"A todos los hijos de Ernestina les regalaron sus casas y hasta ahora les dan despensas, por eso no hicieron nada".
Ambas aseguraron que por diez u once meses los hermanos Inés Ascencio tuvieron resguardo policial y que no tiene mucho que se retiraron.
Crimen sin castigo
El pueblo de Soledad Atzompa quedó con sed de justicia en el caso Ernestina pues nunca hubo castigo real para los culpables, declaró Javier Pérez Pascuala, exalcalde de Soledad Atzompa.
Explicó que como autoridad municipal respaldó el reclamo de los hermanos Inés Ascencio. Sin embargo su injerencia terminó una vez que estos decidieron guardar silencio.
"A nombre de la familia pedimos justicia pero cuando ellos dejaron de exigirla, nosotros no teníamos derecho o facultad para seguir interviniendo".
Recordó que también recurrieron a instancias internacionales para que le dieran seguimiento al caso, pero una vez que la Comisión Nacional de Derechos Humanos determinó que murió de causas naturales, los familiares no quisieron saber más del asunto.
"Lo que el pueblo reclamaba era castigar a los culpables pero lamentablemente no fue así... como Alcalde, en ese entonces, creo que no estaba en nuestras manos aplicar esa justicia", finalizó.
El 26 de febrero se cumplió un año de la muerte de la indígena Ernestina Ascensión Rosario, de sus hijos nada se sabe, de su tumba le fue colocada una placa con un nombre diferente.
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