En el olvido doña Ernestina
Lejos de los reclamos que despertó la muerte de la campesina, el silencio es lo que predomina en Soledad Atzompa. Nadie habla, sólo hay un montón de tierra y una cruz
Susana Castillo Lagos /El Mundo de Córdoba
México 01 de marzo, 2008
México 01 de marzo, 2008
Una tumba en la cual se marchitan unas flores que llegaron para recordar el aniversario de un deceso y una placa de bajo costo que tiene el nombre “Ernestina Ascencio” es lo que queda de esta historia.
Hoy, un montículo de barro se desvanece ante las inclemencias del tiempo y la erosión. Debajo del mismo yacen los restos de una mujer que pastoreaba a sus ovejas cada mañana, que se levantaba al oír el canto de los gallos antes, mucho antes de que el sol se asomara por el horizonte.
Ahí en medio de árboles y sumida en una de las comunidades más alejadas de la sierra de Zongolica, Ernestina Ascencio Rosario vivió 78 años en el anonimato total. Su nombre se hizo público el día que falleció.
Se dijo que presuntamente había sido violada por un grupo de militares, historia que se sustenta en las últimas palabras que dijo a quien la encontró malherida, con la vida en un hilo, tirada en el campo.
También que en realidad no eran soldados sino delincuentes dedicados a la tala inmoderada, vestidos a la usanza del Ejército. Esta teoría asegura que los malhechores se valieron de esta táctica para expulsar a la milicia de la sierra, pues su presencia impedía que ejercieran las tareas propias de un ‘talamontes’.
Otro argumento con el que finalmente las autoridades calificaron el caso como ‘cerrado’, fue que la anemia y la gastritis le arrancaron la vida. Si bien lo anterior contrastó con los resultados que arrojó la necrocirugía, hallazgos corroborados en la exhumación del cuerpo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió tal veredicto.
A pesar del reclamo de organizaciones no gubernamentales y de la Coordinadora Regional de Organizaciones de la Sierra de Zongolica, no hubo cambios significativos sobre la resolución.
Parte oficial A un año de la muerte de Ernestina (ocurrida el martes), para las autoridades de Soledad Atzompa, el caso Ernestina está completamente cerrado. En voz de Alfonso Antonio Rosas, secretario del Ayuntamiento, ni el Alcalde ni los funcionarios municipales tienen la menor intención de deponer la resolución que calificó la muerte como natural.
“A lo mejor la administración pasada tenía otro pensamiento, se sabía que el exalcalde quería hacer algunos movimientos para reabrir el caso, pero para nosotros ya está cerrado, no pensamos hacer nada”.
A nivel federal se presenta una situación similar: Pedro Montalvo, diputado por el distrito de Zongolica, considera que el caso Ernestina ha sido suficientemente discutido y analizado.
Al cuestionarle si en su opinión este tema en realidad quedó concluido, se limitó a decir que ‘creo en las instituciones’. El silencio Tetlatzinga es una comunidad de Soledad Atzompa, municipio ubicado a 2,293 metros de altura en la sierra de Zongolica.
En la que fuera casa de Ernestina, sólo se oye el silencio. Ahí, no hay rastro de personas, los Ascencio no quieren hablar.
Actitud que repiten vecinos del lugar. No hay rastro de la indignación que en algún momento dijeron sentir. Lo único que se oye es el ladrido de tres perros.
Las tumbas en Tetlatzinga vuelven más irregular el pedazo de monte que las alberga. En ese lugar hay una cruz de madera con una plaquita metálica, debajo del terreno está enterrada Ernestina Ascencio.
Relevancia internacional Continúa defensa de índigena nahua El martes 26 pasado durante el foro denominado ‘Ernestina: Reclamo de Justicia… un año después’, organizaciones no gubernamentales y la CROISZ se hizo público el reclamo interpuesto ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“El 26 de febrero de 2007 Ernestina Ascencio Rosario fue brutalmente atacada por militares del Ejército Nacional. A un año de este lamentable hecho, las organizaciones sociales y civiles continuamos exigiendo justicia y total esclarecimiento de su asesinato”, versó la convocatoria emitida por el Centro de Servicios Municipales Heriberto Jara (Cesem) y la CROISZ.
El foro se llevó a cabo en el Centro Recreativo Xalapeño respaldados por la Fundación Rosa Luxemburgo, asociación con sede en Madrid que promueve la cooperación internacional.
Hoy, un montículo de barro se desvanece ante las inclemencias del tiempo y la erosión. Debajo del mismo yacen los restos de una mujer que pastoreaba a sus ovejas cada mañana, que se levantaba al oír el canto de los gallos antes, mucho antes de que el sol se asomara por el horizonte.
Ahí en medio de árboles y sumida en una de las comunidades más alejadas de la sierra de Zongolica, Ernestina Ascencio Rosario vivió 78 años en el anonimato total. Su nombre se hizo público el día que falleció.
Se dijo que presuntamente había sido violada por un grupo de militares, historia que se sustenta en las últimas palabras que dijo a quien la encontró malherida, con la vida en un hilo, tirada en el campo.
También que en realidad no eran soldados sino delincuentes dedicados a la tala inmoderada, vestidos a la usanza del Ejército. Esta teoría asegura que los malhechores se valieron de esta táctica para expulsar a la milicia de la sierra, pues su presencia impedía que ejercieran las tareas propias de un ‘talamontes’.
Otro argumento con el que finalmente las autoridades calificaron el caso como ‘cerrado’, fue que la anemia y la gastritis le arrancaron la vida. Si bien lo anterior contrastó con los resultados que arrojó la necrocirugía, hallazgos corroborados en la exhumación del cuerpo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió tal veredicto.
A pesar del reclamo de organizaciones no gubernamentales y de la Coordinadora Regional de Organizaciones de la Sierra de Zongolica, no hubo cambios significativos sobre la resolución.
Parte oficial A un año de la muerte de Ernestina (ocurrida el martes), para las autoridades de Soledad Atzompa, el caso Ernestina está completamente cerrado. En voz de Alfonso Antonio Rosas, secretario del Ayuntamiento, ni el Alcalde ni los funcionarios municipales tienen la menor intención de deponer la resolución que calificó la muerte como natural.
“A lo mejor la administración pasada tenía otro pensamiento, se sabía que el exalcalde quería hacer algunos movimientos para reabrir el caso, pero para nosotros ya está cerrado, no pensamos hacer nada”.
A nivel federal se presenta una situación similar: Pedro Montalvo, diputado por el distrito de Zongolica, considera que el caso Ernestina ha sido suficientemente discutido y analizado.
Al cuestionarle si en su opinión este tema en realidad quedó concluido, se limitó a decir que ‘creo en las instituciones’. El silencio Tetlatzinga es una comunidad de Soledad Atzompa, municipio ubicado a 2,293 metros de altura en la sierra de Zongolica.
En la que fuera casa de Ernestina, sólo se oye el silencio. Ahí, no hay rastro de personas, los Ascencio no quieren hablar.
Actitud que repiten vecinos del lugar. No hay rastro de la indignación que en algún momento dijeron sentir. Lo único que se oye es el ladrido de tres perros.
Las tumbas en Tetlatzinga vuelven más irregular el pedazo de monte que las alberga. En ese lugar hay una cruz de madera con una plaquita metálica, debajo del terreno está enterrada Ernestina Ascencio.
Relevancia internacional Continúa defensa de índigena nahua El martes 26 pasado durante el foro denominado ‘Ernestina: Reclamo de Justicia… un año después’, organizaciones no gubernamentales y la CROISZ se hizo público el reclamo interpuesto ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
“El 26 de febrero de 2007 Ernestina Ascencio Rosario fue brutalmente atacada por militares del Ejército Nacional. A un año de este lamentable hecho, las organizaciones sociales y civiles continuamos exigiendo justicia y total esclarecimiento de su asesinato”, versó la convocatoria emitida por el Centro de Servicios Municipales Heriberto Jara (Cesem) y la CROISZ.
El foro se llevó a cabo en el Centro Recreativo Xalapeño respaldados por la Fundación Rosa Luxemburgo, asociación con sede en Madrid que promueve la cooperación internacional.
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